Industrialización en Norteamérica:
La concentración espacial en gran
escala de las industrias y el imparable desarrollo de metrópolis
multifuncionales en la región situada entre los Grandes Lagos y el litoral
atlántico, tuvo su origen en el desarrollo de la red ferroviaria y el rápido
incremento demográfico que siguieron a la Guerra de Secesión. La hegemonía de
esa región se gestó en la segunda mitad del siglo pasado, alcanzando su punto
culminante a comienzos del presente, momento en que llegó a reunir casi las
tres cuartas partes del empleo y la producción totales, para retroceder
posteriormente a medida que se iniciaba la difusión hacia el entorno inmediato
y, sobre todo, en dirección al estado de California. La diversificación
productiva se convirtió en la principal característica de los estados
orientales, donde los sectores más tradicionales como el textil o la confección
coexistían con los de tecnología más avanzada vinculados a su carácter de
principal región innovadora del país.
Frente a este territorio,
convertido en el centro industrial por excelencia, los restantes mantenían un
carácter de periferias, destacando tan sólo como excepción el caso de
California. Aquí la variedad de recursos, sobre todo energéticos
(hidroelectricidad y petróleo), la existencia de un mercado en crecimiento y
muy alejado de los restantes, y el particular impulso que le otorgó la II
Guerra Mundial al trasladar al Pacífico uno de los teatros de operaciones más
importantes, permitieron la creación de una amplia base fabril en la que, junto
a la industria naval y producción de bienes de consumo para la población,
surgieron otros de alta tecnología y elevados efectos multiplicadores como la
aeronáutica, la electrónica o las telecomunicaciones, muy vinculadas desde el
principio al sector militar. Desde los años cincuenta, el desarrollo de la
industria informática y de componentes electrónicos en el Silicon Valley,
próximo a la universidad de Stanford, convirtió al entorno de la bahía de San
Francisco en uno de los polos pioneros en el desarrollo de las nuevas tecnologías
de información.
El resultado actual es una
distribución que muestra ya una clara primacía de California, que es el estado
más industrializado, seguido a cierta distancia por Texas, Ohio e Illinois.
Toda la región se especializa en los sectores de alta tecnología, reuniendo el
mayor número de áreas con alta densidad tecnológica, entre las que el Silicon
Valley, en Santa Clara (California) y la carretera 128, en las proximidades de
Boston (Masachusetts) ha alcanzado un resultado casi emblemático.
Entre ambos tipos de regiones
industriales, la de los Grandes Lagos mantiene una mayor vinculación con los
rasgos tradicionales. Es por ello que se ha padecido en los últimos tiempos un
declive más agudo, que forzó una intensa reconversión de muchas grandes fábricas
con un coste muy elevado en términos de empleo.
Industrialización en
Latinoamérica:
El colapso que provocó a nivel
internacional la Crisis del Veintinueve, acarreó una pérdida considerable de
divisas para los países exportadores de materias primas minerales o agrarias.
Ello motivó a los gobiernos a invertir sus capitales en industrias de bienes de
consumo, bien fuesen alimentarias, textiles u otras de baja intensidad de
capital, con el objetivo de sacar a sus
respectivos países del atraso industrial en el que se encontraban y a proteger
las nuevas industrias de la competencia extranjera estableciendo medidas
proteccionistas. En principio, las industrias se fueron localizando en las
grandes ciudades, aunque se extendieron posteriormente por las regiones de
mayor potencial demográfico, ubicándose en las metrópolis regionales.
En los años cincuenta, las
grandes firmas multinacionales se sintieron atraídas por el mercado
latinoamericano, de manera que, continuando con la política gubernamental de
sustituir las importaciones, se orientaron sobre todo a la producción de bienes
de consumo duraderos, principalmente automóviles. Otros sectores que también
recibieron especial atención fueron el químico, farmacéutico,
electrodomésticos, etc.
Sin embargo, este proceso de
industrialización a atravesado graves inconvenientes. En primer lugar, por su
concentración espacial; en segundo lugar, por la profunda dependencia
tecnológica y financiera; tercero, por el paro y los problemas sociales
ocasionados.
El papel aberrante jugado por el
Estado, mediante la excesiva protección concedida a las producciones
industriales, han provocado un rápido envejecimiento tecnológico de las plantas
y una falta de competitividad de las empresas, acompañada de una clara
ineficacia productiva. De esta forma, el Estado se ha encontrado sin recursos
económicos para asegurar el funcionamiento del aparato productivo, con lo que
las infraestructuras se han descuidado, dificultando los intercambios y la
integración del mercado.
Todo ello, ha conducido a los
distintos gobiernos hacia planteamientos neoliberales, reduciendo enormemente
los aranceles exteriores, y privatizando empresas estatales ineficientes, hecho
que se ha extendido por todo el territorio latinoamericano durante los años 90.
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