El libro “La brecha entre América Latina y Estados Unidos”, que resulta de un compilado de varios autores, editado por Francis Fukuyama, intenta encontrar las razones que expliquen la brecha entre América Latina y Estados Unidos, dos regiones que presentan grandes contrastes así como igualdades. Por ello, los autores consideran que buscar las razones de la brecha en el contexto actual no conduce a una aproximación de la realidad, sino que las mismas hay que buscarlas en el desarrollo histórico de las mismas.
A modo de resumen se hace
hincapié en tres categorías que pueden llegar a explicar la brecha entre ambas
regiones:
·
La política,
·
Las instituciones,
·
La estructura social.
Con respecto a las cuestiones
políticas es de considerar que, en el periodo posterior a la Gran Depresión y a
la Segunda Guerra Mundial, muchas naciones latinoamericanas adoptaron políticas
económicas autárquicas, tendientes a proteger la industria incipiente y
promover una rápida industrialización gracias a las barreras aduaneras. Esto
llegó a considerarse como una de las causas del estancamiento regional: los
mercados internos eran demasiado reducidos como para promover economías de
escala eficientes, y al subsidiar a sectores poco competitivos o a las empresas
estatales, los gobiernos acumulan un creciente déficit fiscal. El curso de
acción para pasar de la autarquía a economías más liberalizadas fue un conjunto
de medidas llamadas “Consenso de Washington”, que estuvo expresamente destinado
a combatir una serie de patologías prevalecientes en muchos países
latinoamericanos.
Uno factor importante dentro de
las instituciones es el derecho de propiedad. El problema en América Latina
radica en la permanente inseguridad respecto a la propiedad durante periodos
prolongados, que dio origen a bajos niveles de inversión y fuga de capitales. La
ausencia de una clase amplia de propietarios de la tierra bajo la forma de
haciendas familiares, la existencia de un grupo numeroso de ciudadanos
marginados y la posterior reproducción de la desigualdad social con el correr
del tiempo, a medida que las elites lograban perpetuarse, llevó a conflictos
políticos y a un grado de inestabilidad sumamente perjudicial para el
crecimiento. Un segundo factor importante corresponde al imperio de la ley.
Esto no se refiere solamente a los derechos de propiedad, sino a la seguridad
física de las personas frente al delito, y al acceso de toda la población,
principalmente los pobres, al sistema jurídico.
La tercera categoría
institucional incluye las normas informales necesarias para que las
instituciones formales funcionen adecuadamente. El imperio de la ley abarca un
conjunto de instituciones formales visibles, pero ningún sistema jurídico puede
operar sin la ayuda de normas informales.
Por su parte, la desigualdad
social autoperpetuante es una de las más importantes causas de la brecha entre
América Latina y Estados Unidos. Para revertir esta situación, el estado debe
incrementar su capacidad a fin de que pueda brindar con más eficacia los
servicios sociales básicos a todos los ciudadanos, y hay que incorporar a los
nuevos actores sociales al marco político democrático, para que no reviertan la
institucionalización que ya se ha logrado.
Si América Latina ha de cerrar
alguna vez la brecha que la separa de Estados Unidos, debe dedicarse a plantear
políticas sociales inteligentes, no volviendo a los programas de concesión de
derechos del pasado, que generaban esclerosis, sino proyectando sistemas que
maximicen los incentivos de los pobres para ayudarse a sí mismos.